miércoles, septiembre 21, 2005

Nada nos puede alejar de Dios... si lo decidimos

No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. (Juan 14:18-20, RVA 1960)

Jesús prometió regresar. El mundo es incapaz de verlo, pero los creyentes vemos su presencia en cada evento de nuestra vida. Sabemos que Él vive, que su resurrección nos ha dado vida en abundancia, vida eterna... desde ese día en que Jesucristo entró en el corazón de cada creyente, el Espíritu Santo nos revela continuamente la presencia de Dios y su voluntad, Cristo habita en nosotros en Espíritu... ha cumplido y está cumplendo su promesa de estar con nosotros hasta el fin del mundo (Mateo 28:20).

La relación con Jesucristo es personal, la relación con nuestro Padre es personal, el Espíritu Santo habita en cada creyente... nada ni nadie puede separarnos de Dios y de su amor: "Por lo cual estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo porvenir, ni poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro." (Romanos 8.38-39, RVA)

SUGERENCIA: Es edificante tomarse unos minutos de cada día para meditar en las actividades, personas, cosas, eventos, etc. que hacen que uno se aleje de Dios o debilitan nuestra relación con Él... luego decidamos qué haremos ¿seguir alejándonos? ¿cambiar de actitud y buscar su rostro?... es que no basta con ver a Dios de reojo, es necesario ir a Él de frente