sábado, noviembre 15, 2008

Las obras que Dios preparó

El Señor ha dictado esta sentencia: "Ay de los hijos rebeldes que ejecutan planes que no son míos, que hacen alianzas contrarias a mi Espíritu, que amontonan pecado sobre pecado, (Isaías 30:1 NVI).

Pero los planes del Señor quedan firmes para siempre; los designios de su mente son eternos. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que escogió por su heredad. (Salmos 33:11-12 NVI).

Sabemos que sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6), también sabemos que la fe sin obras está muerta (Santiago 2:20-26).

Esto tiene varias implicaciones: toda obra que agrada a Dios proviene de una verdadera fe y todas las demás obras, que no provienen de esa fe, son desagradables para Dios.

¿Será posible agradar a Dios sin obras?, la Biblia dice que no, puesto que una fe sin obras está muerta, sólo está viva la fe que produce las obras que Dios quiere. Él ya preparó todas las obras deberíamos realizar según sus planes. Al respecto, Jesús manifiesta una verdad impresionante en Juan 14:12: De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. (RV 60). Notemos que primero hemos de creer en Jesús, de lo contrario nuestras acciones carecen de valor.

¿Las obras me salvarán?, la Biblia dice que no, las obras no sirven para salvación; es imposible comprar el regalo que Dios ya nos dio, pero eso no implica que los hijos de Dios nos sentaremos a esperar a que Cristo venga sin hacer nada, por el contrario, el amor de Jesús, el agradecimiento por la vida que nos ha regalado y la guía del Espíritu Santo en nosotros, nos inspirarán a renovar nuestra mente y transformarnos en verdaderos hacedores de la Palabra y no tan solo oidores, motivándonos a querer y a hacer sus obras, dejando de engañarnos a nosotros mismos con planes que no agradan a Dios: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. (Efesios 2:8-10 RV60).

La Iglesia es el instrumento que Dios ha edificado para realizar su obra, no las obras del mundo, sino las de Dios. La congregación está llamada a identificar, planificar y ejecutar la misión que Dios le ha encomendado con el amor, la sabiduría y diligencia con que Jesús realizó su ministerio. El Espíritu Santo inspira en cada creyente mediante una relación continua con Dios, los motivos y razones para tomar las decisiones y acciones correctas en cada instante de la vida. Sólo siguiendo el plan de Dios, de forma individual y colectiva, el éxito total está garantizado, lo contrario significa fracaso y frustración.