sábado, enero 10, 2009

Encontrar el camino

Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso. En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída. (Isa 55:6-13 RV60)

Dios se mueve con base en sus propósitos y no conforme a nuestras necesidades y menos aún según nuestros deseos.

Conociendo esta verdad, resulta evidente que una buena vida depende de encontrar los caminos del Señor y seguirlos y no de pedir a Dios que bendiga nuestras propias rutas, motivos y deseos.
Moisés rehusó moverse si Dios no iba delante de Él, pero tampoco se quedó parado cuando Dios se movió indicándole el camino. Es absurdo y suicida caminar sin Dios y peor es quedarse inmóvil cuando Dios se mueve.


Por otra parte, caminar al paso y en el tiempo que el Señor marca, tiene una recompensa inmediata, produce fruto mediante la transformación de nuestro pensamiento y se convierte en una riqueza integral que alimenta y da sentido a nuestra existencia.

Para quienes disfrutamos de una comunicación íntima y personal con nuestro Padre celestial, para quienes guiados por el Espíritu Santo tomamos hasta las decisiones más simples en todos los aspectos de nuestra vida diaria, resulta difícil comprender cómo es posible haber vivido sin Cristo.

Por eso mismo es importante compartir a nuestro Señor con todo aquél que aún no ha experimentado el poder de la salvación.

Manifestar a Jesucristo en cada acción, producirá que todos sean atraídos hacia Él y puedan, como nosotros, disfrutar del amor y la plenitud del Señor.