sábado, mayo 02, 2009

La Palabra de Dios se cumple

Entonces el rey extendió a Ester el cetro de oro, y Ester se levantó, se puso en pie delante del rey y dijo: Si place al rey, si he hallado gracia en su presencia, si le parece acertado al rey y soy agradable a sus ojos, que se dé orden escrita para revocar las cartas que autorizan la trama de Amán hijo de Hamedata, el agagueo, dictadas para exterminar a los judíos que están en todas las provincias del rey. Porque ¿cómo podré yo ver el mal cuando caiga sobre mi pueblo? ¿Cómo podré yo ver la destrucción de mi nación?

Respondió el rey Asuero a la reina Ester y a Mardoqueo el judío: Yo he dado a Ester la casa de Amán, y a él lo han colgado en la horca, por cuanto extendió su mano contra los judíos. Escribid, pues, vosotros a los judíos como bien os parezca, en nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey; porque un edicto que se escribe en nombre del rey y se sella con el anillo del rey, no puede ser revocado.(Ester 8:4-8 RV95)

Si los decretos de un rey terrenal como Asuero no pueden ser revocados, mucho menos aquellos decretos establecidos por Dios. Eso nos lleva a que la Ley de Dios debe cumplirse hasta en la última tilde, como lo expresa el mismo Jesús, porque ciertamente es Palabra de Dios y es eterna.

Pero nosotros somos humanamente incapaces de cumplir todos los mandamientos y normas dadas por Dios, así que la pregunta es ¿Cómo podemos salvarnos si no tenemos esa capacidad?

La respuesta es la misericordia de Dios, por la cual nos ha otorgado el privilegio de reconciliarnos voluntariamente con Él, por la gracia concedida mediante la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

En el caso de Ester, el rey Asuero les concedió a Ella y a Mardoqueo, el privilegio de dirigirse a los judíos en su nombre para que pudiesen buscar la manera de librarse del decreto de muerte ya establecido sin revocarlo.

Dios nos da la libertad de reclamar el privilegio de la salvación mediante la aceptación voluntaria del señorío de Cristo en nuestra vida. En la lógica de Dios, sólo el Espíritu Santo puede capacitarnos para vivir una vida santa, agradable a Dios, por ello designó al Espíritu Santo para que, al aceptar el regalo de Jesús, caminemos en la verdad, permanezcamos en Él y cumplamos su voluntad estrictamente por el poder de su Espíritu.

No existe otra forma de alcanzar la salvación, sólo la gracia de Dios.“En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.” (1Juan 4:13-15).