sábado, enero 08, 2011

¿Estar o ser agradecido?

Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. (Efesios 5:15-20, RV60)

El agradecimiento a Dios por la vida que nos ha dado es mucho más que un simple “gracias”.

No es igual estar agradecido que ser agradecido. Estar agradecido con alguien, es un sentimiento que nos impulsa a retribuir de alguna manera a quien nos ha dado algún beneficio.

Ciertamente aún el ser humano natural, antes de reconocer a Cristo como Señor, tiene la capacidad de agradecer lo que ocasionalmente recibe como regalo.

Ser agradecido es una actitud que fluye de nuestro interior siempre. Es un estilo permanente de vida que se sustenta en valorar todo lo que somos y tenemos como un regalo de Dios.

Los que hemos sido llamados a ser hijos de Dios por medio de Jesucristo, estamos siendo transformados a la imagen de Jesús, lo que significa vivir en completa y total dependencia de nuestro Padre, reconociendo que Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. (Santiago 1:17, RV60)

A Dios le debemos cuerpo, alma y espíritu. A Dios debemos la vida y el mundo natural, por Él vemos, oímos, respiramos, tenemos alimentación, vestido, vivienda, trabajo e ingresos.

Pero Él no se conformó con darnos sólo eso: Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. (Juan 6:33-35, RV60).

Para muchos comenzar un año significa renovar propósitos y pasar la página para comenzar a escribir una nueva historia. Pero es bueno recordar que hasta aquí nos ayudó el Señor, que su misericordia ha sido nueva y efectiva cada mañana, que no se ha apartado de nosotros como lo prometió.

Es necesario tener siempre presente que es Cristo quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder y que ¡Él está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo…!

Dios ha hablado por su Hijo Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos. (Hebreos 1:1-4, RV60a)

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