sábado, enero 03, 2009

Hablando de finanzas...

En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación. (Filipenses 4:10-14 RV60)

Dios se esmera en darnos un crecimiento sostenido en todo sentido, para ello, Él ha propiciado períodos de abundancia y períodos de escasez en los momentos precisos de nuestra vida en que más los podemos aprovechar. Este mecanismo, nos conduce por el sendero de la dependencia total de Dios en un área en que depender es muy difícil y comentarlo resulta controversial: las finanzas.

Dios ha diseñado un método específico para que aprendamos a depender financieramente de Él, nos exhorta a presentar, en acción de gracias para Él, en la persona de quienes nos guían espiritualmente, los diezmos, ofrendas y primicias de todo el fruto de nuestro trabajo. Es en el único aspecto en que Dios nos reta a probarle y reitera su compromiso de abrir las ventanas de los cielos para que sobreabunde su bendición si le obedecemos.

No es difícil comprender que Jesucristo nos hizo partícipes de su obra y ministerio al confiarnos la misión de evangelizar. Por eso debería ser fácil entender que Dios respalda su compromiso de permanecer con nosotros hasta el fin del mundo y que nos da la oportunidad de participar en el sostenimiento de su ministerio mediante nuestras finanzas personales, que al final de cuentas proceden de Su voluntad y misericordia.

El que pastorea tiene la misión de cuidar, enseñar y guiar a sus ovejas, haciendo hasta lo imposible para que ninguna se pierda. Pero las ovejas también tienen responsabilidades para con su pastor: oír y reconocer su voz, seguirle a donde él vaya, y participarle de todas las bendiciones que reciba como nos lo dice Gálatas 6:6-10… El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye. No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.