sábado, julio 25, 2009

Estar siempre gozosos

En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (Filipenses 4:10-13 RV60)

Las circunstancias en nuestra vida han llegado a ocupar lugares tan especiales que nos olvidamos de lo verdaderamente importante; prueba de ello es que nuestro ánimo cambia según cambie el entorno, tenemos alegría si todo va conforme a nuestras expectativas, nos deprimimos ante la soledad o ante la ausencia de las personas queridas, nos enojamos cuando las cosas nos desagradan o se alejan de nuestros planes. Las emociones y los sentimientos hacen fácil presa de nuestra mente y nuestra vida, a menos que, fortalecidos en el espíritu, hayamos aprendido a vivir gozosos en la voluntad del Señor. Mantenernos libres y contentos requiere de practicar principios bíblicos que sólo pueden provenir de una comunión constante con nuestro Dios.

En primera instancia, la mente ha de renovarse y abandonar los viejos paradigmas o esquemas enquistados por muchos años que nos conducen a ver las circunstancias y problemas siempre de la misma manera pesimista, negativa, desconfiada y falta de esperanza. La seguridad de poseer la mente de Cristo implica que todo tiene ya, en el momento de enfrentarlo, una solución con forme a la buena voluntad de Dios que aunque no se acomode a nuestra expectativa, cumple con los propósitos de bien que Dios tiene para cada uno: Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes afirma el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. (Jeremías 29:11 NVI)

En segunda instancia, es necesario cultivar una actitud de agradecimiento. Un corazón agradecido por el privilegio de vivir y tener todo lo que se nos ha concedido en la vida, ya ha entendido o está muy cerca de comprender que, aunque no merecemos nada, Dios en su inmenso amor nos provee de los medios que necesitamos para desarrollar una vida conforme sus propósitos: Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. (1Tesalonicenses 5:18 RV60)

Finalmente, hemos de usar la capacidad de invertir tiempo en lo que verdaderamente tiene valor y satisface el alma. Vale la pena invertir nuestra vida en Dios y en los demás, cualquier otro uso es un desperdicio de un tiempo que nunca regresa: Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. (Efesios 5:15-17 RV60)