sábado, diciembre 20, 2008

Marca la diferencia

Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. (2Pedro 1:3-8 RV60)

Marcar la diferencia en el mundo, sólo lo puede hacer un verdadero cristiano, seguir la corriente del mundo lo puede hacer cualquiera.

En nuestra época, sin una relación intensa y continua con el Señor, somos presa fácil de la moda, de las tendencias culturales, de los valores que la sociedad impone, del bombardeo constante de los medios de comunicación, la publicidad y la propaganda de todo tipo y terminamos por acomodarnos ala corriente de este siglo sin diferenciarnos en absoluto de aquéllos a quienes Dios no ha tocado aún con su gracia.

Pero nosotros somos llamados a ser luz en medio de una generación que se ha olvidado de Dios o que usa el nombre de Dios para fines egoístas; somos responsables de implantar los valores verdaderos del reino de Dios en nuestra propia vida, porque nadie da lo que no tiene. Si queremos transmitir la vida que Jesucristo nos ha dado, sólo podemos hacerlo mediante el conocimiento íntimo de Jesús, ya que el que le ve a Él, ha visto al Padre y si lo tenemos a Él tenemos al Padre.

Pero el conocimiento sólo da fruto en la práctica y en el uso diario de ese conocimiento. Sólo la práctica genera un uso natural de las herramientas y de los instrumentos que Dios nos ha dado.

Los músicos, bailarines y cantantes ensayan continuamente, los jugadores y atletas entrenan, los soldados se fortalecen se ejercitan y practican, adquieren destreza en el uso de sus facultades… ¿y los cristianos? ¿Qué hacemos con el armamento que Dios nos ha dado para la lucha espiritual?

Las armas de nuestra milicia no son carnales, tenemos toda la armadura de Dios, tenemos todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual, tenemos la Palabra de Dios, el evangelio, la gracia de Dios, Su misericordia, Su amor, la salvación, la oración, una medida particular de fe para cada uno, dones, talentos, la presencia de Dios mediante su Espíritu, tenemos el camino, la verdad y la vida, tenemos el pan de vida que bajó del cielo ¿qué nos falta para ser testigos de que Jesús el Cristo, el único y verdadero Hijo de Dios es suficiente?